lunes, 19 de mayo de 2008

Resurreccci'on

El otro blog de Ast'erix vuelve a la carga tras meses de inactividad:

http://francotiradorenlaciudad.blogspot.com/

Y es que Madrid est'a que arde.

Pd: mi teclado se ha vuelto loco. No acent'ua y la decimos'eptima letra del alfabeto ha dejado de existir.

domingo, 4 de mayo de 2008

Pis y mierda

Tengo un amigo fan de Coixet. Al final, acabó arrastrándonos a ver "La vida secreta de las palabras". No la terminé. Me distanció esa edulcorada mirada sobre la muerte: qué trágico es todo y, precisamente por eso, qué bonito. Lloremos mientras cantamos. No vi lo cotodiano, lo grotesco, lo cómico. No vi la realidad.

En cambio, me ha encantado "La familia Savages". Porque, como dice uno de sus protagonistas, la muerte huele mal, a pis y mierda.

Los Savages son dos hermanos, que deben afrontar la entrada de su padre en un asilo y su inminente muerte. Y no hay lugar para grandes tragedias, porque lo cotidiano las engulle. Hay escenas brutalemente duras: cuando al padre se le caen los pantalones y medio avión lo mira . Entonces no hay lloros, sino un plano general de algo tan emotivo como ridículo: un anciano en pañales.

El humor de la película es de un dureza que corta el aire. Pero es humor. ¿Sois idiotas? ¡enterradme! Contesta un furibundo padre, ante los balbuceos filiales que buscan conocer su última voluntad.

Una padre gruñon y nada perfecto. Porque así son los ancianos reales. Y, como los hijos reales, los hermanos Savages no pueden evitar los remordimientos ante el asilo y el sufrimiento ante el padre.

La directora, Tamara Jenkins, ha cortado planos a medio camino y ha dejado tramas inconclusas. Como toda percepción humana, la de los Savages es parcial. La poética está presente, pero la directora nunca se detiene a decirnos: ey, mira que buena soy.

Resumiendo: la pelí de Coixet me subió el azúcar a la vez que me provocaba náuseas. "La familia Savage", en cambio, me tocó muy dentro, sinceramente, sin artifícios. Mientras, me estaba diciendo: no te quedes ahí pasmado, que la vida sigue.

sábado, 3 de mayo de 2008

No llores


No llores, le dijo. Después de esta habrá miles de finales más.

Yo tengo un cine que gusta mucho en Castilla-La Mancha...

Y con esta van 50 entradas.

jueves, 1 de mayo de 2008

Cine digital (II)

El primer cine ha sido calificado por los historiadores como cine de atracciones o cine primitivo.

El concepto que sustenta tal denominación es el que sigue: en las primeras películas la magia del cine era utilizada para mostrar espectáculos: terremotos, ciudades lejanas y exóticas, animales desconocidos y, en general, toda clase de fenómenos que el ciudadano del XIX nunca pudo ver.

Y es que el proceso en sí de la imagen en movimiento ya había constituido un espectáculo ("La salida de los obreros de la fábrica" de los hermanos Lumiere o el famoso tren).

Tras eso, nuevos artesanos llegaron e introdujeron certeramente el efecto especial. Meliés hizo desaparecer hombres a golpe de bobina y creó aquel archiconocido viaje a la luna.

Tiempo más tarde, y después de pasar por Griffith y - ¿el fracaso?- vanguardista, se impusó un cine narrativo, en el que la historia cobraba fuerza a través de la narrativa, de las grandes interpretaciones y de la fina pluma de los guionistas de Hollywood.

Del slapstick (Chaplin, Keaton) y las famosas vistas, a los grandes estudios, el melodrama y Billy Wilder.

La pregunta llega hoy con el digital. Pues 300 o King Kong, por referirme a dos ejemplos citados en el post anterior, recuperan el espíritu de aquellas primeras películas: el espectador que antes se fascinaba ante lo que el cinematógrafo podía ofrecer, hoy lo hace ante las posibilidades que ofrece la tecnología digital.

La magia de la narración deja paso a la magia del espectáculo. Y así es como se engarza 300 con Le Voyage dans la Lune.

Decía Roberto Cueto que si King Kong duraba casi cuatro horas era porque sin renunciar a la narrativa clásica - tramas chica/chico malo/bueno- incluía el elemento espectáculo.

Tú qué opinas. ¿El digital, en gigantesca paradoja, nos va a hacer volver 100 años atrás?

viernes, 25 de abril de 2008

Cine digital I


El "boom" digital trastoca, para bien o para mal, nuestras vidas. Y, como parte de ellas, el cine no permanece ajeno.

Hay quién dice que el cine está muriendo. Que 300 no es cine. Será otra cosa pero no cine, aseguran. Como Sin City, 300 salió de las manos de Frank Miller, un dibujante de cómics. Las dos adaptaciones ruedan a los actores y a parte de los decorados en plató, pero el grueso de la imagen es digital, elaborada en la postproducción. De hecho la textura de los propios actores adquiere un matiz artificial al ser retocada digitalmente. Los callejones de Sin City, su narrativa y sus efectos parecen estar más cerca del cómic que del cine. Y, a algunos, nos encanta. Es de suponer que esto lo está notando la industria.

Antes de todo esto ya llegó el video para cuestionar la esencia fílmica y la narrativa convencional, hollywoodense. Las películas de Dogma 95 La celebración y Los idiotas demostraron, cámara en mano, que el video traía nuevos horizontes narrativos a una sociedad que ya había conocido el VHS y las grabaciones domésticas de las vacaciones con la abuela y el tuperware.

Todos estos cambios son una propuesta de mirar el cine desde otra óptica. De darnos cuenta que el cine clásico de los estudios norteamericanos es solo una manera más y que los cambios tecnológicos influyen en las películas. La cuestión en juego es si todas estas mutaciones afectan a la esencia del cine y, si así fuera: ¿La mejoran o la envilecen?

Yo opino que la esencia del cine va más allá de una cuestión de formatos. Las posibilidades que otorga lumínicamente una película fotosensible todavía no están a alcance del digital, pero si algun día este último se impone, bienvenido sea. En cuanto a las convergencias cine-cómic, la rotura de algunos parámetros clásicos y apuestas como Dogma: solo rompiendo y reelaborando lo que ya está hecho se dice ALGO.

Bien. Todo esto tiene que ver, al menos en parte, con otra mutación: la vuelta del cine espectáculo ( las mencionadas 300 y Sin city, Godzilla, King Kong, Titanic, etc.) De ello hablaré en el próximo post.

Disparo en el desierto


La fotografía. Parecería que el número de combinaciones, de milagros que podemos hacer con una cámara es finito. Parecería que, habitantes del siglo XXI, estamos empachados de imágenes. Parecería que la fotografía ha muerto y que ya solo la aceptamos cuando se multiplica por 24 y soñamos el movimiento.
Que nadie la entierre todavía. Si uno afina el oído la oye crujir y, después, estallar.
En un instante aquello cotidiano se convierte en magia. Una buena fotografía es un tiro en el desierto, un ruido en orejas sordas. Inexplicable, fascinante.