miércoles, 19 de diciembre de 2007

La voluntad de cambiar el mundo

En El país del domingo leí una entrevista al nieto del Che. Me quedé con ganas de escribir un post. Ahí va.

Siempre me ha interesado la figura del Che. Canek, que así se llama su nieto, reflexiona acerca de la lucha hoy. Habla de otros canales en vez del fusil: ONGs y organizaciones como los colectivos lésbico-gays o los antimilitaristas. "Que no aspiran al poder, pero que con su presión acaban forzando leyes".

Miro una pequeña foto de Canek. Es joven, 33 años, y su rostro recuerda a su padre. Pienso entonces que si ahora viviese el Che sería muy parecido a su nieto. Y no estoy hablando del físico, sino de la actitud ideológica.

Me da la impresión de que un hombre tan pragmático como Ernesto Guevara, adecuaría sus actuaciones a su tiempo. Sí. Sin duda pelearía de otra forma.

Pero eso en el fondo me da un poco igual. Yo quiero resaltar otra cosa. Estoy pensando en un concepto que hoy muchos se llevan a la boca, pero pocos lo materializan: solidaridad.

El Che era ante todo un ejemplo de compromiso, de solidaridad entendida como fraternidad universal. Yo no tengo hermanos, sino que todos los hombres son mis hermanos.

Dice Canek que "Ahora se lleva al Che del altar del bien al del mal". Lleva mucha razón. Nos estamos perdiendo lo esencial, algo infinitamente más perdurable que un hombre: sus ideas.

No juzguemos al Che. Sé que a nuestros ojos resulta a veces culpable. Lo mismo da. Del mito del Ché podemos extraer varias ideas que superan al hombre.

Compromiso, sacrificio, morir (que no matar) por una idea. Y un rasgo que si que estaba, indudablemente, en el hombre: ansias de saber, que se juntan en un impulso tremendo. Su enseñanza es ese impulso. Me estoy refiriendo a la voluntad de cambiar el mundo.

Libres somos de tomar dicha enseñanza. Yo, Astérix, mucho más modesto soy y solo aspiro a cambiar la Galia.

viernes, 14 de diciembre de 2007

Reciclaje (con un poco de tomate)

Sé que hasta hoy este era un blog serio. Bueno, lamento deciros que este blog ya no es serio. Ha tirado corbata y traje al cubo de la basura, ahora viste playeras, piercings y uno de esos horteras bañadores hawaianos (ya sabéis, con flores. Por cierto, yo tengo uno).

Eso sí, me niego a escribir con ese léxico chungo de los móviles, del tipo "wenas gente q tal stais".

Yo, como vosotros, tengo múltiples personalidades. Hoy no me siento trascendental precisamente.

¡Qué viva el tomate! La tele forma, la tele entretiene (la lala, lalala). Viva la intrascendencia. VIVA LA TELE



¿Qué pasó Jorge Javier...? ( leerse emulando el acento argentino y como con gravedad)

Y un poquito más de mierda (de los pelos casposos de un ano revenido):

http://eldescodificador.wordpress.com/tag/jorge-javier-vazquez/

PD: en un futuro también seguirá existiendo el post serio, que gritará cual náufrago en el océano de la cultura basura.

domingo, 9 de diciembre de 2007

Popurrí (II)


¡Desde el 1 de noviembre sin escribir!

Han pasado tantas cosas: que te calles!, reférendum venezolano, viraje del gobierno al centro, corrupción en Madrid y en Totana, cumbre Africa- Europa, muerte de Fernán Gómez, etc.

Vaya pues un poco de popurrí para compensar un mes de posts nonatos.

Primero, quiero mencionar una película. "El espíritu de la colmena". Soberbia. Pero debo reconocer que la primera vez que la vi, y no la acabé, pensé soberano peñazo. Nada más lejos de la realidad.

Película del 73, muy vigente hoy. La recomiendo con fervor. Y para amar el cine, después de ver la película, se puede coger el libro de Paidós del mismo título que la película, de Jaime Pena.

El PSOE vira al centro. Traducido: renuncio a tocar los temas del aborto, la eutanasia y a poner sobre la mesa el tema de las relaciones Iglesia - Estado. Cuando llegan las elecciones el gallo se vuelve gallina... O mejor, el gallo rojo pierde el plumaje y cambia de color.

GIRO DEL BLOG, voy a dar entrada a posts menos largos, para evitar tan prolongadas ausencias.
La foto muestra:
a) la casa de Astérix
b) un paisaje idílico desconocido
c) la casa de un terratenente latinoamericano

jueves, 1 de noviembre de 2007

¿Google es Dios?

Uno empieza a ser consciente de sus dependencias cuando aquello de lo que dependemos falla.

Hoy nadie busca en una enciclopedia. Tampoco se llama a los números de información telefónica (yo por lo menos). Todo está a uno, dos, tres, cinco o seis clicks a lo sumo. La red lo sabe todo. Si no estás en la red, no existes.

Página de inicio: Google, Yahoo, Msn o cualquier otro buscador. A partir de ahí; a rastrear, que ya aparecerá.

El problema surge cuando Dios no responde a nuestras llamadas. Imposible, cómo no va a estar - te dices-. Dios es omnipresente y omnipotente, pero Google - descubres- no es Dios. Casi, pero no.

Tampoco es fácil conceder que hay muchas tecnologías que nos tienen sujetos por los cojones. Y otros tantos hábitos que van de la mano. Por eso, cuando cogemos el móvil y llamamos a seis números distintos y nadie (¡ninguno de esos seis números!) nos contesta, sentimos que el mundo se nos cae a los pies. Es una frustración, un desasosiego.

Quizás no sobra aquí la idea de una sociedad de la inmediatez. Cada día tenemos más megas por segundo, las noticias nos llegan al móvil cuando apenas hace un instante que han sucedido y en miles de webs podemos seguir los eventos en tiempo real: la sentencia del 11 - M en la web de el mundo, por ejemplo.

Somos además cyborgs, incapaces de vivir sin una conexión a la red; sin nuestro móvil, nuestro IPOD o nuestra PDA. La tecnología y sus mundos virtuales nos han penetrado y se intuye que ya no nos abandonarán.

Crecen aquellos espacios generadores de nuestra otra vida, ésa que no es sino una serie de combinaciones binarias, pero cuya verdadera fuerza reside en sacar fuera a esos dos alter ego que todos llevamos dentro. Exhibicionistas y voyeurs. Quién, sin engañarse, puede dudar de ello.

Alabados seáis, nuestros señores: Facebook, Blogger, Myspace, Fotolog, pues para todos nosotros habéis sido creados.

martes, 16 de octubre de 2007

De lo oculto y lo latente


El oficio de censor es tan viejo como lo es la sociedad.

Pero siempre se cuelan cosas, de hecho las más gordas. Quizá porque en el territorio de los símbolos es donde se encuentran las mayores explicaciones del hecho humano.

Por ejemplo, hay quién dice que no hay nada más frío (o menos humano) que el género de la ciencia ficción. Este lector o espectador no se ha enterado. Si un robot reflexiona acerca de su creador: ¿pudo el hombre - ser imperfecto- crearme a mí -ser perfecto-?, debemos extrapolar su interrogación. Dicha reflexión es, antes que nada, una parábola: ¿surge el hombre de algo imperfecto o de algo perfecto (Dios)?

La ciencia ficción, como la alta literatura, tiene sus grandes cotas de significado en el símbolo.

Si no rascamos, la superficie no nos dice nada.

James Joyce tiene un relato espléndido llamado "Un encuentro". En él unos niños coinciden con un viejo en un descampado. En un momento de la historia, el viejo se aleja. Cambiando el foco, Joyce nos oculta lo que está haciendo el viejo y pone en boca del niño un "Mira lo que está haciendo ese viejo tarado". Por el tono del relato es de suponer que el viejo se está masturbando.

Bien; sus mojigatos editores no se percataron. Pusieron, en cambio, objecciones a una frase, puesta en boca de un personaje, en la que se calificaba de imbécil a la reina de Inglaterra. Entonces Joyce les dijo: "pero si es mucho peor lo del viejo pederasta". Craso error. Los editores quedaron poco menos que traumatizados, pues pedofilia y homosexualidad eran dos temas tabú en la Irlanda de principios del siglo XX.

Viajemos en el tiempo y en el espacio. Año 1952. España. La censura franquista ya está a pleno rendimiento en el gris pantano de la posguerra. Les pasan el guión de una película: "Bienvenido mister Marshall". Provistos de tijera, hacen trizas tres escenas: un sueño (suponemos que "erótico"), un misa y una escena de entierro tratada con humor, negro claro.

Resultado: "Bienvenido...", que funciona (otra vez) como parábola, simboliza la ingenuidad, la bajeza moral y la sumisión de España ante los Estados Unidos. De nada de ello se percató la censura.

Parece que los censores, en ese empeño por segar todo pensamiento libre (y perdón por la tautología), siegan, inconscientemente, el propio.

sábado, 6 de octubre de 2007

Madrid (nuevo blog)

He abierto un nuevo blog. Pasen y vean:

http://www.francotiradorenlaciudad.blogspot.com/

Lectores

La soledad es difícil. Es la elección de los fuertes y la desgracia del resto.

Los seres humanos necesitamos calor y lo buscamos de una forma ansiosa, lanzando brazadas de perro ahogado. Brazadas torpes y bruscas, pero anhelantes y ansiosas. Queremos estar en compañia, sentir al otro.

Sin embargo, también necesitamos reductos de soledad. Oír unicamente la voz de nuestra conciencia. Sólo en la combinación de las dos necesidades, soledad y compañia, encontramos cierta paz.

Pero se puede estar solo y a la vez acompañado. Eso y no otra cosa es lo que ocurre cuando leemos.

En mi plácido y cálido cuarto, en un silencio amigo, un hombre de principios del siglo XX me cuenta cosas acerca de Irlanda. Sobre muertes, humedades, ritos y ambientes. Estoy leyendo a Joyce.

Hace poco he pisado México sin moverme de estas cuatro paredes. Una vez más, me han contado.

Así, todos lo días desde que me levanto hasta que me acuesto. Prolongando ese silencioso diálogo que ya dura siglos y gracias al cual podemos oír a nuestros semejantes, aunque sus voces nos griten desde el abismo del pasado.

Leer, parar y detenerse, masticar palabras, buscando un buen jugo de pensamientos. Vagar en los mundos paralelos que signos tras signo otro nos ha construido. Pues así lo sentimos: aunque el escritor escriba para todos, mientras leemos nos sabemos únicos destinatarios de su mensaje.

Leer es el placer de los solitarios que no renunciamos a la voz humana.

domingo, 30 de septiembre de 2007

Popurrí


popurrí
(Del fr. pot pourri, calco del esp. olla podrida).
m. Mezcolanza de cosas diversas, cajón de sastre.


Acabo de leer La Bola de la independencia de El Fisgón. Evidenciando que la historia es siempre mucho más compleja de lo que se nos hace ver, desmonta tópicos de la independencia mexicana. ¿Qué fue para El Fisgón el proceso independentista? De un intento elitista y criollo a un emperador cruel y autoritario, pasando por un pueblo belicoso con legítimas aspiraciones de igualdad. Muerte a las mitologías, vida a las ideas de libertad, igualdad y fraternidad. Por cierto: gran prólogo de Lorenzo Meyer.

"España necesita a alguien que esté orgulloso de ser español. La soberanía nacional es la esencia". Dice Rajoy a cuento de la quema de fotografías del rey y del Plan Ibarretxe II. A cuento de nada. Si no estuvieran todo el día que si fotos quemedas arriba, que si fotos quemadas abajo; nadie las quemaría. Eso también va por los medios. Y ni España se rompe, ni se va romper. El derecho a la autodeterminación que ha invocado el lehendakari no es tal. Primero, porque la soberanía nacional es, como su nombre indica, nacional y no vasca. Así que si se hace un referéndum decidimos todos los españoles y no unos pocos. Segundo, porque el derecho a la autodeterminación está reconcido internacionalmente por la ONU solo para los casos de las ex-colonias. Y en consecuencia se le ha contestado desde el gobierno a Ibarretxe: no. ¡Vete al cuerno Rajoy! ¡Españoles somos todos, no sólo tú y los tuyos!

Santiago Roncangliogo escribe hoy en El País acerca de la STASI y de sus métodos fríos e impersonales para torturar. Si el holocausto fue la planificación industrial de la muerte, los soviéticos consiguieron mecanizar y planificar un sistema que no dejaba huella de las torturas, que evitaba el sentimiento de culpabilidad de los verdugos y cuya eficacia era absoluta: no solo arrancaba testimonios, sino que lograba anular la voluntad de las personas. Un artículo digno de ser leído.

El sábado fui al IKEA de San Sebastián de los Reyes. Un párking atestado de gente, una superficie comercial engullida por una ríada humana. Sorprendentemente, no me tocó hacer cola a la hora de pagar. Los suecos se lo montan divinamente: muebles baratos, artículos estratégicamente situados, una imagen de marca moderna, amigable. Y mil artimañas más para lograr que ya sean pocos los hogares que no posean algún artículo de Ikea. Eso sí, resulta llamativo que una firma que se vendió al principio como ecológica, haya dado lugar a un fenómeno nada ecológico, a saber: que cada cierto tiempo redecoremos con Ikea nuestras casas, puesto que el precio permite usar y tirar. Paradojas nos da la vida.

Si los chistes se me permiten: Un día la mafia rusa secuestró a Chuk Norris. Pasados diez minutos, Rusia pertenecía a Tejas.

jueves, 27 de septiembre de 2007

Poder mediático

Es tremendamente complejo, a la vez que apasionante, el tema del interés público en la información.

¿Qué noticias deben recoger los medios? ¿ Por qué criterios debe regirse la selección?

En verdad el mundo periodístico está abierto al debate y la reflexión en cantidad de campos: veracidad, interés público, ética profesional o relación entre medios de comunicación y poder. Y muchos más que ahora no me vienen a la cabeza.

Hoy quiero hablar del poder de los medios de comunicación para modificar la realidad e, incluso, construirla.

Mientras escribo esto estoy pensando en dos casos concretos: el de Madeleine y el excesivo bombo a la selección española en el eurobasket 2007.

Son noticias de un interés público relativo, sobre todo la primera. Hay cantidad de niños que desaparecen día tras día en el mundo y sus rostros nos son anónimos, totalmente desconocidos. El planeta (nuestro futuro) mutará por el cambio climático, pero no por el caso Madeleine.

Si algo nos ha enseñado el boom Madeleine, es que los medios de comunicación pueden falsear la realidad y empozoñar investigaciones. Ante el consenso mundial y entrañable en la búsqueda de una criatura, se planta una farsa; un engaño brutal construido por aquellos que parecían ser portadores de los más sanos deseos: salvar a una niña.

Es el momento de preguntarse: ¿No habría que ser más cautos en la publicación y difusión de determinadas informaciones?

El remedio fue peor que la enfermedad. La niña sigue desaparecida, probablemente durmiendo el sueño eterno (nunca mejor dicho).

Con una investigación policial a salvo de las enredaderas mediáticas quizá hubiesemos llegado mucho antes a donde hoy nos hallamos. Quizá ya se sabría la verdad. 2500 pistas falsas se han dado acerca de la niña. La recompensa, también fruto del circo mediático, de 3 millones y medio de dólares ha tenido no poco que ver con dicha profusión de falsas pistas. 2500 pérdidas de tiempo, de recursos, de esfuerzos.

El segundo caso también es reseñable. En un país en el que el baloncesto siempre ha sido un deporte menor (importante pero menor) los medios, la sexta y su entorno Mediapro, han acercado a 12 millones de españoles hasta el televisor para ver canastas y balones.

Si se considera exagerado el comentario, basta comparar una audiencia de un partido Madrid-Barça de la ACB con otra de la selección en este europeo.

A mí se me hace cómico, dos grandes coberturas para dos grandes mentiras: que alguien había raptado a una niña y que España ganaría el europeo.

Creando ilusiones, realidades, farsas: les presentamos al gran prestidigitador, el cuarto poder: ¡¡¡los medios de comunicación!!!

Hablando del sector: ha salido un nuevo diario: público. Situado a la izquierda de el País (no lo digo yo, lo dice el mundo) podéis leer algo acerca de él pinchando aquí. Su mecenas es la cabeza visible y pensante de Mediapro (los que venden la falacia de: por el fútbol gratis, como si ellos no participasen del requeteguay libre mercado): Jaume Roures.

¿Quién es el tal Roures? Descubrelo aquí.

Prometo próximas entregas acerca de Roures y el panorama periodístico español. Que se han quedado, como siempre, muchas cosas en el tintero.

jueves, 20 de septiembre de 2007

Vida civil y producción audiovisual

Hace ya tiempo trabajé como meritorio (becario que se lleva los méritos, pero nada más) en una serie de tv de cuyo nombre no quiero acordarme.

Mi departamento era el de producción. Así que yo era un dinamiteri di la produzzione.

Igual que un militar tiene derechos y deberes distintos a los del civil, un meritorio de producción tampoco es un ciudadano más. Esta fue la primera lección que aprendí.

Todavía recuerdo las cuatro normas básicas, escritas en una vieja hoja arrugada:

1.Un meritorio nunca dice no a nada. Se enfunda su capa de Supermeritoriodeproducción y sale a combatir lo que sea necesario.

2.Un meritorio no repeta la ley, sino que la ley le respeta a él. Prohibe aparcar donde si que se puede aparcar, corta calles sin permisos, encuentra papel inmojable en chinchón (pues también sabe saltarse las leyes físicas), engaña a los municipales y no duda en corromper a inocentes vecinos en busca de la llave de sus portales.

3.Es experto en las técnicas de fotocopiado, recogida de basuras, transporte y almacenamiento de aguas, vigilancia de calles y hogares, compra de hielo en los chinos (conocimiento útil de cara a futuros botellones) y en general en todo aquello que sea necesario.

4.No teme a la carretera, la carretera y los demás vehículos le temen a él. Utiliza el volumen de la furgoneta de producción para, en liza la vieja ley del grande se come al chico, sacar a otros al arcén, aparcar ocupando el máximo espacio posible y embestir a conductores impertinentes.

Pronto descubriria cual era el significado real de aquellos preceptos (...)


Extracto de la página 1 de Crónicas de un meritorio, Custo Ayala, Pedro. 10a ed. Madrid: Ediciones Mediterráneo, 1999. 299 p.

lunes, 17 de septiembre de 2007

Poetas del fútbol

Fútbol y literatura parecen no llevarse del todo bien.

Al fútbol se asocia ( y no incorrectamente) una cultura zafia, hortera, de pipas, cervezas e insultos a doquier.

Pues bien, más que hacer literatura del fútbol (que creo que también la hay y de la buena), quizá quepa observar que el fútbol es un arte. Y que como todo arte tiene una sintaxis (que organiza una serie de signos). Luego, es un lenguaje.

Ése es el punto de partida de un original artículo de Pier Paolo Passolini.

El podema es al futbol, lo que el fonema al lenguaje escrito-hablado. Es decir, su unidad mínima.

Un hombre que usa los pies para chutar un balón” es tal unidad mínima: tal “podema” (si queremos seguir divirtiéndonos). Las infinitas posibilidades de combinación de los “podemas” forman las “palabras futbolísticas”: y el conjunto de las “palabras futbolísticas” forma un discurso, regulado por auténticas normas sintácticas.

Los palabras son, nos lo dice después, los pases.

Quien no conoce el código del fútbol no entiende el “significado” de sus palabras (los pases) ni el sentido de su discurso (un conjunto de pases).

Pero ahora viene lo mejor de todo:

Puede haber un fútbol como lenguaje fundamentalmente prosístico y un fútbol como lenguaje fundamentalmente poético.

El fútbol poético es aquel que pertuba el código, que hace que cada jugada parezca suceder por primera vez. Según Passolini, esto sucede en dos momentos: en el regate y en el gol. Éste último es la expresión máxima del momento poético.

El fútbol que expresa más goles es el fútbol más poético

Pura poesía: veáse el gol de Maradona contra Inglaterra (o el de Messi), driblando desde medio campo y luego el éxtasis, siempre igual pero siempre diferente; el gol.

Poetas del gol: Romario, Ronaldo, Hugo Sánchez, Van Nistelroy, etc.

Poetas del dribbling: ¿Prosinecki?

El juego en equipo, sea al toque o al balonazo, es siempre prosa. Los mejores prosistas son lo que elaboran las jugadas más complejas, los que tocan y tocan.

Pasolini opina que el sudamericano es un fútbol poético, mientras que en europa somos prosistas. Lo dice con un no se que de juez, como quien dice que el verdadero fútbol es el poético.
Brasil es pura poesía.

No sé, creo que se equivoca. ¿Passolini no vio jugar a la naranja mecánica? No conoció a Ladrup, eso seguro. Aquellos pases tenían también algo de esa “ineluctabilidad” de la que habla Passolini, llevaban a un gol inevitable. Y eran imaginación pura, creación divina.

Si Ladrup era prosa, larga vida a la prosa.

¿Y tú como juegas a fútbol? ¿Escribes prosa o poesía?

Para leer el artículo de Pasolini pincha aquí

Para ver a Prosikito en acción:


Y descubre Fútbol de poetas






miércoles, 12 de septiembre de 2007

Heroicidad democrática

Ayer fue 11 de Septiembre.

Veo en esa fecha un sinónimo de heroicidad.

Tengo la particular teoría de que las acciones más bellas surgen de las situaciones más horrendas. Hace 34 años y un día, asaltaron la democracia chilena.

Cuando todo un ejército está contra el poder civil, a éste no le queda otro destino que caer. Eso ocurrió en Chile. En un clima de sabotaje al proyecto socialista, por parte de la extrema izquierda, deseosa de cambio rápidos y radicales, y de la extrema derecha, enemiga acérrima del régimen, los militares impusieron su orden.

11 de Septiembre de 1973. Casa de la moneda. 10:15 minutos. Salvador Allende, presidente de Chile, anuncia por radio Magallanes que los sublevados van a triunfar. Más tarde, se suicida y los golpistas toman el edificio.

He leído, con motivo del aniversario del golpe, que lo que hizo Allende fue un gesto de racionalidad laica, republicana y democrática. Que no responde a una concepción de rendención a través del dolor, ni a locuras en pro de una grandeza futura o del juicio benevolente de un Dios. Lo ha escrito el embajador chileno en España, Osvaldo Puccio Huidobro.

Para mí es mucho más. Cuando me leyeron, en clase de Historia, la alocución de Radio Magallanes, me emocioné. Lo contuve, pudoroso; pues nadie habría entendido llorar por un viejo que sale en un libro de historia y que encima era chileno.

Es un texto bello, cargado de palabras ciertas y conmovedoras. Conmueve saber de tanta humanidad, de tan clara, sincera y comprometida posición en la vida. Hay valor y principios en su muerte y, en su último discurso, está la lucidez en su sentido más pleno.

Murió por su compromiso con la democracia. Pudo escapar, pues el mismo Pinochet estaba predispuesto a permitirlo durante el asalto final a la Casa de la moneda, y no lo hizo. Aguanto hasta el último momento, y en éste eligió marcharse al otro mundo, en vez de que lo marchasen.

Es heroicidad , no sólo racionalidad. Su actuación nos habla de un hombre que creía en el compromiso democrático, que no es otro que el compromiso con el resto de hombres, con la humanidad. Y en ese compromiso hay un tremendísimo y consciente amor a la vida, que, paradojicamente, le llevó a la muerte.

Quién ama la vida, nunca pierde la esperanza. Por eso, Allende nos dijo:

"Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, se volverán a abrir las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor"

Me sé de memoria estas líneas, cuánta verdad hay en ellas.

Hoy Chile camina en democracia y de la construcción de la senda no poco se le debe a Salvador Alende.


Para leer el dicurso de Allende pincha el link aquí

Para leer el artículo de Puccio Huidobro pincha aquí

sábado, 8 de septiembre de 2007

Por qué dirigirse a la nada

El último cementerio que pisé estaba en la costa de Irlanda, en un pueblecito de pescadores, cerca de Dublín. Era un lugar plácido, situado en una loma que permitía, gracias a su altura, tener un vista privilegiada.

Paseabas entre lápidas, viendo el mar y escuchando su oleaje (era un día ventoso). Notabas como el salitre llegaba hasta ti . Y no se escuchaba nada más, sólo el mar.

He recordado todo aquello hoy, mientras leía a Manuel Hidalgo. Un artículo delicioso, que me ha transmitido muy bien las sensaciones que se tienen en un cementerio. Las prisas dejan de existir, la calma te habla de la irrelevancia de todo aquello que parece relevante. Se acccede a las sensaciones esenciales: la respiración, el calor o el frío, la conciencia, la verdad de la vida (que no es otra que la de la muerte).

Pero ha habido algo más. Leyendo, en puro extásis lector, he tenido la sensación. La que de repente te ilumina y paras de leer; fascinado por que te parece tremendamente extraño lo que siempre te ha resultado normal. Y me he preguntado entonces: ¿Por qué tenemos esa extraña manía de enterrar a los muertos? ¿De hablarles, de rezarles?

Cuál es el para qué, la finalidad, de un cementerio. Por qué necesitamos del rito. Qué sentido tiene el entierro. Qué clase de locura es capaz de levantar las pirámides, los panteones romanos.

Es cierto que, como decía Borges, tan increíble es la idea de que uno viva después de muerto, como lo es la de que desparezca para siempre. Una y otra, difíciles de asumir.

Sin embargo, después de leer a Camus, un cementerio me resulta tan extraño como me lo resulta el hecho de estar vivo. Dos sinsentidos: por qué vivir, por qué hablarle a los muertos; que en realidad sólo son uno: por qué dirigirse a la nada.

Quizá el único sentido que tienen la vida y la muerte esté apuntado al principio de este post, y no sea otro que el de brindarnos lugares tan maravillosos como los cementerios.

domingo, 26 de agosto de 2007

Días de Santiago

Cine peruano. Tuve mis dudas. Había investigado un poco por la red y, aunque tenía buenas críticas, no me acababa de convencer. Todo su equipo, pues mi conocimiento del cine peruano es nulo, me resultaba desconocido y me pareció una película menor.

Me equivocaba. Días de Santiago es una película más que decente, es una buena película.
Hecha con pocos medios, alcanza cotas de gran cine.

El argumento está ya tratado en muchas películas. Un joven ex-soldado, Santiago (interpretado por Pietro Sibille) regresa a su hogar en Lima tras años de lucha contra los narcos y en la guerra de Ecuador. El filme refleja las dificultades de Santiago para reintegrarse en la sociedad civil.

Un gran logro del guión y de la película en general es la capacidad de recrear perfectamente el sufrimiento, las secuelas y la paranoia de Santiago, sin recurrir a flashbacks que nos muestren la crudeza de la guerra.

Es memorable la secuencia en la que Santiago va por una calle llena de gente mientras, haciéndo un uso totalmente pertinente de la voz en off, escuchamos sus pensamientos en una suerte de monólogo en el que, sin dirigirse directamente a nosotros, nos cuenta que el que ha sido soldado, morirá soldado.

En otra secuencia se resume el principio castrense básico en dos líneas:

"Esto es esto. La mesa es la mesa. El piso es el piso. Aquí se come. Aquí se camina.Todo tiene su orden, todo tiene su razón de ser. Sin orden, nada existe"

Santiago tiene dentro de sí el rol militar y sus principios le han calado hasta los huesos. Y con la psicología de un militar es difícil vivir como un civil. La película es capaz de transmitirnos eso, logrando que comprendamos el comportamiento violento de Santiago y sintamos empatía hacía él.

¿Dónde flaquea la película? No acabo de ver necesaria la peculiar mezcla de metraje en color y en B&N y algunas secuencias del principio están un poco flojas, notándose que hay un intento (burdo y evidente) de expresar determinados sentimientos (injusticia) y que las situaciones están un poco forzadas.

También creo necesario hablar del aspecto documental que, de forma evidente, está presente en Días de Santiago. La cámara en mano, las imágenes de los suburbios de Lima y la falta de decorados nos hablan de ello.

A todo lo dicho en el párrafo anterior se le une el mencionado uso del color y el B&N, una historia de ficción y personajes tan falsos como reales. Y es aquí donde reside la fuerza de la película, lo que estamos viendo es una ficción, pero que no lo dude nadie: el Perú de Días de Santiago es tan real como los son las palmas de nuestras manos.


http://www.labutaca.net/films/25/diasdesantiago.htm


viernes, 24 de agosto de 2007

Leopoldo María Panero

Tras poco más de un mes de ausencia de posteos, vuelvo a estar por aquí. Los quehaceres de la producción audiovisual y mi pereza son los culpables de dicha falta.

En un mes pasa de todo y mucho. Pero entre las entradas que se me ocurrió postear y que quedaron en algún lugar donde queda aquello que no llega a suceder, hoy voy a rescatar una. La que habla de un poeta.

El desencanto es una película del año 75 y en ella cuatro miembros del clan Panero, la madre y los tres hijos, hablan de la vida, la infancia y reflexionan acerca de la familia. Es un documental basado en los testimonios de una familia muy sui generis.

La verdad es que a mí, mas que el film en sí, lo que me interesó fue la figura de Leopoldo María Panero, el mediano de los tres hijos.

Qué es la magia, preguntas
en una habitación a oscuras.
Qué es la nada, preguntas, saliendo de la habitación.
Y qué es un hombre saliendo de la nada
y volviendo solo a la habitación.


Los libros hablaban y hablaban
pero Dios iba diciendo
pronto se acabará el mundo.

Son dos poemas suyos. El segundo data de cuando sólo era un niño. Es, sin duda, la confesión más nihilista y escéptica posible. Yo he tenido tantas veces esa sensación. Palabras, palabras y palabras, pero sólo una certeza: el fin.

El otro poema se llama Ars Magna y, en mi opinión, expresa perfectamente lo que es la existencia. Una gigantesca y mágica interrogación, que afrontamos solos.

Otra cosa que me fascina del segundo poema es que da el tono de lo que luego es el personaje de Panero y de lo que son algunas de la poesías que le he leído. Con tres años y medio, que es la edad que dice tener el propio Panero cuando creó los versos, está prefigurando al hombre que después será. En cualquier caso, tampoco se me escapa que en boca de un niño no pasa de ser un juego más, palabras dichas sin conciencia de su pleno significado.

Del malditismo de Panero, las desgracias familiares y la "leyenda" que ha creado este personaje me pronuncio ex-interesado y aburrido. De El desencanto si que me resultó llamativa, entretenida y gradable la sobreactuación y el exhibicionismo con el que toda la familia hablaba de sí misma. Buenos narradores.

Para leer a Panero
http://amediavoz.com/paneroLM.htm

Crítica y ficha de el desencanto

http://www.miradas.net/0204/cults/2004/0405_eldesencanto.html

http://www.imdb.com/title/tt0074398/

Un pequeño extracto de el desencanto

lunes, 23 de julio de 2007

Contar historias



En mi casa tengo una cinta en la que se oye a un niño de tres años contando las aventuras de Astérix y Obélix. Ese niño era yo y como no sabía leer, miraba las viñetas y me imaginaba la historia. Hoy me sé todas las historias de los galos de memoria, he dormido con ellas encima cientos de veces.

Mi cuarto estaba plagado de aquellos libros míticos de SM, naranjas, blancos o azules, dependiendo de la edad para la que se recomendaban. Eran de mi hermano mayor, que tenía devoción por El pequeño vampiro. Una tarde de verano de mi adolescencia, después de comer, cogí Las Brujas y también Matilda de Roahl Dahl. De repente se hizo de noche. Me había pasado toda la tarde leyendo.

Era un libro con tapas de color crema y hojas que olían a viejo. Leí su título: Historias Marginales. Ahora, mientras escribo, lo tengo en la estantería de mi cuarto. Formado por cuentos, uno de ellos habla de Klaus Störtebecker, el Pirata del Elba. Klaus era algo así como el Robín de los mares, pero un Robín que acaba mal, un marginal. Cuando lo capturaron y al ir a decapitarlo, el pirata retó a su verdugo: "quiero ser decapitado de pie, y por casa paso que dé sin cabeza quiero que se salve uno de mis hombres". Dio doce pasos ante la estupefacta mirada de los asistentes a la ejecución, y les enseñó que "aunque la vida es breve y frágil, la dignidad y el valor le confieren la vitalidad que nos hace soportarla".

Por cosas como estas (y tantas otras) me gusta pensar que en algún lugar de mi constitución interior se encuentra el verbo contar. Porque escribir, filmar, en definitiva narrar historias, es mucho más que un acto de vanidad; es uno de los más hermosos gestos de altruismo que conozco.

viernes, 20 de julio de 2007

Madrid







"Los pájaros visitan al psiquiatra,
las estrellas se olvidan de salir,
la muerte viaja en ambulancias blancas,
pongamos que hablo de Madrid."

Póngamos que hablo de Madrid, J. Sabina

Aún sin estrellas, se me hace imposible no querer a Madrid.

Una ciudad es la combinación de sus lugares y sus gentes. Paisaje y paisanaje.

Ciudad de inmigrantes, la hospitalidad que se da en Madrid es poco menos que inevitable. Todos, o casi todos, hemos llegado a ella, nos hemos sentido sólos y hemos necesitado comunicarnos, ganarle batallas a la soledad.

¿Cuántos madrileños pueden decir que tiene abuelos madrileños? Somos inmigantes o hijos de inmigantes, formando la gran Torre de Babel del siglo XXI.

¿Por qué me gusta Madrid ?

Conocí todos las calles de Malsaña sin haberla pisado un solo día, pero sí muchas noches. Durante un año sufrí el síndrome lechuzo, cuyos síntomas son la nula capacidad diurna para identificar calles y la facultad de ubicar al milímetro todos y cada uno de los bares de la mencionada zona, desde el Penta hasta el Vía láctea pasando por garitos menos renombrados.

En Lavapiés he comido las mejores croquetas (de bar) y he convertido en memorables recuerdos las largas tardes de cañas.

Ferraz la he recorrido de punta a punta. Borracheras familiares y tributos al noble arte del tapeo.

Vivencias culturales, pues la gastronomía es parte de la cultura.

En Nicasio Gallego, cerca de la glorieta de Bilbao, he tenido algunas de las conversaciones más placenteras de mi vida.

Sin olvidar los pateos por el Prado, el jardín bótánico, el Reína Sofía, las terrazas en verano, las pelis en la filmoteca, los cines de Gran Vía o la sensación de correr un domingo por la dehesa de la villa.

Pd: en la foto se puede ver algo que hacer en Madrid (y que yo ya he hecho). Comerse unos huevos fritos en "Los de Lucio", que es como se llama la taberna de los hijos del archifamoso Lucio. Es un lugar de precio asequible en la Cava Baja.

Pd2: A "Casa Lucio" que me inviten, que soy estudiante, coño.

Pd3: "Los de Lucio"... ¿Los huevos? Los dos pares que tuvo para poder tener a sus hijos y los dos pares que tienen sus hijos para llamarle a si al chiringuito. Un nombre de psicoanálisis.

martes, 17 de julio de 2007

Vindicación de los Mr. Chapu

Hay un personaje emblemático en muchos lugares de trabajo, residencia o recreo. Es aquel al que siempre llamamos cuando se nos rompe un mueble. El que nos atornilla aquella balda inestable o nos repara la resquebrajada cañeria. Un cruce entre Mackiver y el Fary, capaz de cantar "ay torito bravo, ay torito chulo" a la vez que hace un superarmario con dos maderas y cuatro tornillos.

Habréis avidinado que estoy hablando del hombre de mantenimiento, mundialmente conocido como: el CHAPU.

Bien, pues a pesar del tono jocoso con el que empezado, debo reconocer que cada día admiro más a los chapuzas.

Son como una fuente de inagotable sabiduría. Para ellos, el bricolage no tiene secretos.

El trabajo manual es maravilloso. Viendo a diferentes equipos de pintores, electricistas, atrezzistas, carpinteros y manitas construir un plató con sus pertinentes decorados, a uno no le queda otra que bajarse el sombrero y decir: olé y olé (tus huevos)*.

En fin, que hacía tiempo que no me sentía tan realizado. ¿Qué he hecho? Ni yoga, ni libros de autoayuda, ni metafísica por vía intravenosa o libresca. Si hoy me siento persona, es gracias a un espejo.

No es un espejo cualquiera. Enmarqué el cristal, atornillé y taladré, pinté de blanco la madera, coloqué casquetes para bombillas, hice un circuito eléctrico.

Sirva este post de reivindicación del trabajo manual y de la labor de todos los chapus del mundo. Yo profeso mi admiración hacía Paco, hombre capaz de levantar el mundo en seis días, uno menos que Dios. Ahí queda eso.

*Notas: Para una mayor adecuación a la realidad cabe sustituir "(tus huevos)" por "(tu maña)", pero es que me apetecía escribir "(tus huevos)"

sábado, 14 de julio de 2007

LOSERS


He ido al cine y he visto la última película producida por Trueba y dirigida por Félix Viscarret, director novel al que voy a seguirle la pista, : "Bajo las estrellas"


Su sinopsis es sencilla:

Beni, un outsider vividor y de moral políticamente incorrecta, vuelve a Estella, su pueblo natal, porque su padre se está muriendo. Una vez allí, decide intervenir en la vida de su hermano Lalo, un buenazo que vive por fuera de la realidad, conoce a la pareja de su hermano, Nines -pendenciera reconvertida - y se queda prendado de la niña de ésta.


Cuando leo road-movie o "western a la navarra" no puedo evitar pensar que yo he visto otra película. Una PELÍCULA DE LOSERS, de perdedores.


"Bajo las estrellas" puede contener elemento semánticos, es decir, iconográficos, que remiten a los dos géneros citados. Así, el tractor de Beni en la carretera cabe entenderse como motivo de las road- movies y su regreso al pueblo como la vuelta del héroe- antihéroe en este caso- del western. Pero la sintaxis, es decir, la historia de Beni, es propia de otros géneros. La comedia melodramática sería uno de ellos.


Yo defiendo y acuño un nuevo género para "Bajo las estrellas": el marginal. Marginal en tanto que trata historias de tipo marginales, cuyo pensamiento es independiente de los clichés sociales y no se asusta ante la diferencia. Me viene a la cabeza el Marc Stanley protagonista principal de "El palacio de la luna" de Paul Auster, o el personaje del tío en "Gracias por la propina" de Ferran Torrent.


Me han gustado mucho dos rasgos de la película. Uno es que los personajes son reales y no hay maniqueismos. Así, acabamos cogiendo un cariño inmenso a Beni, pero no podemos evitar sentir grima en la escena de su encuentro con la niña. Beni se cuela en la casa de la niña a través del engaño. Se crea un tensión sexual, algo de agresividad y mucha incorrección política y es que Beni no para de llamar puerca a la niña (después, puerquita). Es significativo que durante esta escena el público, que ya desde antes estaba entregado a las chanzas de Beni, no se riera lo más mínimo. Viscarret ha tenido el acierto de hacernos sentir que podemos tocar a los personajes, al crearlos tan reales que los conocemos. Todos tenemos a un Beni en la familia: bebedor, irresponsable, original, espontáneo, libre, a veces cruel, otras sensible, siempre entrañable.


En la película, como en la vida, acabamos amando a tipos que no solo son imperfectos, sino que a veces no merecen ser amados y a veces (paradoja) merecerían que los amarán más de lo que nosotros los amamos.


El otro rasgo que me encantó fue el toque fantástico o mágico del film. Dicho toque se ve en las escenas nocturnas, con estrellas y las siluetas de los personajes, en la escultura de chatarra al lado del tractor en el plano final y en alguna otra. Aunque es un rasgo que podría haberse explotado más. No he leído la novela que inspira el film ("El trompetista del Utopía", Fernando de Aramburu, ed. Tusquets) pero intuyo que se presta a hacer una adaptación de aires similares al cine fantástico que hace Tim Burton.


Para concluir no puedo dejar de destacar la fabulosa interpretación de Alberto San Juan. Deberán pasar muchos días y muchos films ante mis ojos para que deje de ser Beni Lacun.


Beni forever.

miércoles, 27 de junio de 2007

Los libros y la vida

A las arquetípicas clasificaciones duales voy a añadir otra: hay dos clases de escritores, los que escriben acerca de lo que han vivido y los que escriben acerca de lo que han leído.

Los dos prototipos que mejor ejemplifican dicha clasificación son Ernest Hemengway y Jorge Luis Borges, respectivamente. El primero fue viajero incansable, hombre y animal hasta las entrañas, valiente, apasionado de los safaris y de los toros. El segundo, soñador de bibliotecas y de vidas eternas, enamorado de las leyendas gauchas y de la literatura inglesa.

Hemengway fue un hombre amante de la vida, yo diría que por encima de la literatura. Un hombre sencillo, que se sabía pequeño en la inmensidad del cosmos y que reconocía su pertenencia a la tierra. Dentro del seno de esa misma tierra, encontraba los motivos para la vida.

La obra, como ocurre siempre, desenmascara a el escritor. El pescador de "El viejo y el mar" lucha a muerte con un gran pez, pero en su humanidad hay compasión ante el sufrimiento del pez. Es la lucha del hombre y la naturaleza, una lucha a veces cruel, pero nunca gratuita. Hemengway, cazador duro, curtido en su agreste Kansas natal, no ignoraba al animal: "Desde un punto de vista moral moderno, es decir, cristiano, la corrida es completamente indefendible; hay siempre en ella crueldad, peligro, buscado o azaroso, y muerte".

Su escritura es sintomática, explicitándonos a un ser que también amaba la sencillez. La sencillez de sentir el sol en la frente, de bañarse en el mar, de caer en la sombría calma de un árbol. Así, aunque no lo recuerdo, puedo imaginar en el libro mencionado antes una línea que diga "Colocaba su cara al viento, dejando entrar la sal del mar en los surcos de la piel" Frases sencillas, sin grandes subordinaciones; como la vida que él logró tener.

Hombre de los sentidos, pues. Aventurero y calmo al mismo tiempo.

Borges, en cambio, no vivió, dejó que los personajes de sus libros vivieran por él. Ciego al final de su vida, lector incansable, concibio el paraíso con forma de biblioteca. El niño Jorge ya amaba las páginas en las que Sandokan luchaba contra los ingleses para liberar a la bella Perla de Labuán.

Los recovecos de la filosofía y la fascinación por la metafísica fueron en él constantes. Se sintió fascinado por la tortuga de Zenón, el retorno cíclico y la historia de las civilizaciones. Fue el hombre culto por antonomasia.

Borges, al contrario que Hemengway, está detrás de la barrera. Mira al toro, pero no se pone delante de él. Borges es un voyeur. Amante también de la vida, elige mirarnos desde los libros, interiorizar todo aquello que los hombres hemos dicho para después narrar una y otra vez, recreándose en la magia del pensamiento, las palabras y la materia humana que las inspiró.

Probablemente, si al argentino le resultaba mucho más interesante lo que sucedía dentro de los libros, era porque en ellos sucede todo.

Quizá aquí no quepa hablar de elecciones acertadas y elecciones fallidas. Ni la literatura da la felicidad, ni una vida intensa tiene por qué darla; ya que vivir intensamente también es sufrir intensamente.

Sea como fuere, Borges dijo "he cometido el peor error posible, no he sido feliz". Hemengway, fiel a su sencillez, no dijo nada; simplemente se suicidó.

sábado, 16 de junio de 2007

Democracia

Hoy he ido al Congreso de los diputados. Hoy, como ayer, ha sido jornada de puertas abiertas y un amigo y yo no hemos dudado; había que ver el hemiciclo y sus famosos escaños. No hemos llegado a entrar porque, como se aprecia en la fotografía, las colas eran kilométricas, llegando a doblar la esquina para expandirse a lo largo del Paseo del prado. Estos dos días de puertas abiertas sirven de alguna forma de conmemoración del treinta aniversario de la convocatoria de las primeras elecciones legislativas después del franquismo.

Lo que se discute hoy en los medios es si realmente aquellas elecciones y la Constitución que fue fruto de ellas, han merecido la pena. La respuesta parece unánime: la prosperidad económica y los derechos individuales y sociales que hoy tenemos se los debemos a la transición y a aquellos hombres y mujeres que la hicieron posible. Adolfo Suárez y el rey Juan Carlos se situan como agentes principales de aquel logro, sin dejar de lado la labor de todos los españoles que depositaron su voto y con él su fe en la democracia.


He discutido alguna vez sobre ideales por los que luchar y sobre la justicia o la injusticia del sistema. La generación de mis padres, que nacieron en pleno franquismo, se ha sentido siempre orgullosa de la transición. Supieron tener un espíritu combativo para acabar con un sistema dictatorial y evitar que se perpetuara. Pero, lo que es más importante, llegado el momento renunciaron a sus sueños de revolución, para permitir la democracia que hoy yo disfruto. En el otro lado, en la derecha, también se soltó cuerda. Fue un triunfo basado en la renuncia colectiva; buen principio, pues la democracia tiene mucho de tira y afloja y el buen demócrata debe saber ceder.


Dicho lo anterior, yo creo que tenemos suerte. El matrimonio gay, la Ley de dependencia, la sanidad y la educación pública, la presencia de la política en el debate cotidiano y la conciencia cívica (Madrid ha visto últimamente más de una manifestación multitudinaria) son algunos ejemplos que lo demuestran. Estoy en contra de los catastrofistas. Claro que pienso que nuestra democracia puede mejorar (y mucho), pero también creo firmemente que el desdén que a veces se manifiesta por la representación política y sus agentes (los diputados, alcaldes, concejales, etc.) tiene su origen en el desconocimiento y la arrogancia, pues la gente cree que connota más sabiduría mostrar una posición escéptica (los políticos son todos unos mentirosos) que aceptar que la realidad política es bastante más compleja.


Sí, tenemos suerte. No tengo por que luchar, mis padres y millones de españoles me legaron un lujo de sistema. Así se lo dije a mi padre; pero él me objetó que no había dejado de haber motivos para la lucha, sino que éstos se habían desplazado. Reflexioné y creo que tiene mucha razón. La lucha ahora está en Alemania boicoteando los planes del G-8, la lucha está en evitar el saqueo de américa latina, de la que las multinacionales sacan todo lo que quieren y más. La lucha está en el amazonas, con la tala indiscriminada; la lucha está en las políticas de boicot y creación de ghetto que Israel ha ejecutado en Palestina (y cuyas últimas y lamentables consecuencia estamos viendo hoy en el auge de Hamás). La lucha está en todas partes.


Llegados a este punto quiero plantear una tesis, cuanto menos molesta. He llegado a la conclusión de que el sistema político español es digno de elogio, no de reproche. Pero no podemos ignorar que todo sistema político necesita sustentarse en un sistema económico eficaz (y España va viento en popa en lo que respecta a este campo). ¿De dónde sale parte de la riqueza y de los recursos naturales que utiliza España en particular y Occidente en general? Del expolio que Repsol ha ejecutado en Bolivia, o del que Telefónica realizó en Argentina, del petróleo que se ha robado en Irak, de los miles de chinos explotados en fábricas de zapatos que nos calzamos cuando compramos en Zara o en Spingfield; y así se podría seguir ad infinitum. Tengo un amigo méxicano que me razonó siguiendo estas pautas y (qué huevón) me dejo pensando.


Democracia sí, ¿pero para cuántos?


PD: aléjese de mi cualquier intención moralizante, de predicador de la verdad o de leches de ese tipo. Yo seguiré comprando mis sandalias de romano en Zara.


PD2: recomiendo el artículo de Juan José Millás "Morir de pie", que está relacionado con lo que he contado en este post:






viernes, 15 de junio de 2007

Nacido para...

Buenas navegantes,

Este blog nace con la sencilla intención de ser una ventana al exterior. Una de las múltiples ventajas de Internet es que ha permitido la democratización de la información y, además, permite que lo que uno escribe llegue a todo el mundo. Por suerte, para ser leído ya no se necesita ser editado. Cada uno es su propio editor, cambiando el papel por los bits.

Respecto a los contenidos de este blog, serán siempre pura opinión y transitarán por diversos campos. Colgaré un poco de todo. Habrá posts relacionados con la prensa, la actualidad política, el cine, algún relato y divagaciones propias de los azares diarios.

Lo dicho se lo lleva el viento. Lo escrito no tanto. Quizá en la perspectiva de un dios omnipresente y eterno toda grafía es inútil, pero en nuestra corta y efímera vida, en la cual el tiempo se mide con otra vara, la escritura da permanencia, consistencia y popularidad a la palabra. Fijar ideas, capturar pensamientos, que cuando viven en la oralidad son inasibles para los posteriores replicantes (qué rebato si no sé qué dijo), es escribir. Dar un estructura grámatica, lógica, a un pensamiento, es escribir. Recordar, imaginar, pues toda imaginación tiene su dosis de recuerdo, es escribir. Disfrutar, en mi caso, es escribir.

Objetivo número uno de este blog, pues, escribir. El objetivo número dos no es otro que el de entablar diálogo. Diálogo ya entablado con algunos de vosotros y del que este blog solo pretende ser una vía más. Espero, si no puede ser vuestra incondicionalidad a escribiendo, al menos vuestra regular visita. Por ello, os animo a que posteeis y os informo de que para cualquier sugerencia o comentario que os surja y que no consideréis pertinente postearlo en el blog, podéis mandar un correo a escribiendounblog@gmail.com.

Saludos,

darío