martes, 25 de marzo de 2008

Pensar la sexualidad


Leyendo ensayo te encuentras con ideas que ya barajaste, otras que intuiste y, las últimas, nuevas novias que a partir de ahora te rondarán.

Leí algo de la construcción social de la sexualidad y el género, reafirmé intuiciones respecto a orientación sexual y dominio y descubrí la teoría queer, ya descubierta por muchos otros. Todo esto me ocurrió entre las páginas de Focault y la teoría Queer, de Tamsin Spargo, profesora de Literatura y Estudios Históricos en la universidad John Moores de Liverpool. Está editado por Gedisa.

Reelaborando al filósofo francés y enseñándonos qué es lo queer y en qué se diferencia de otras luchas en el panorama gay y lesbiano, Spargo indaga en cuestiones que, como ser sexuado, no dejan de tocarte. Y, como reconsideración del mundo, resultan fascinantes. Pues, ¿el heterosexual nace o se hace? No es lo mismo que Astérix sea a que "le hayan hecho".

Según el argumento de Focault, la sexualidad no es una característica natural o un hecho de la vida humana, sino una categoría construida a partir de la experiencia, cuyos orígenes son históricos, sociales y culturales más que biológicos dice Spargo.

No menos seductora, a la par que hilarante y atronadora, es la idea que sigue. Pensar que en el XIX la homosexualidad es calificada de anomalía por parte de una clase burguesa que ve amenazado su orden. En otras palabras, los gays no tienen hijos y flaco favor le hacen con ello a la familia burguesa y a la necesidad de mano de obra inherente al capitalismo (harto preocupado por la reproducción de sus obreros).

Y es que las cuestiones de género y orientación sexual están sometidas a la lógica del poder. Pero no cabe entenderse el poder como una cuestión burda, de sometido y sometedor; sino como un complejo engranaje que funciona simulando ser natural y de cuyo funcionamiento sus propios ejecutantes pueden no tener conciencia.

Lo Queer, tal como yo lo entendí, acaba siendo una forma de posicionarse ante las diferencias de género y de orientación sexual. Si aceptamos que la sociedad construye roles e identidades, ¿Por qué no proponemos cambiarlos?. Es más, ¿Por qué hemos de ser gays o heteros? Bisexuales o pervertidos (si, como el personaje de Full Monty, nos masturbamos viendo los documentales de la 2) . ¿Quién construye categorías y clasifica? ¿La identidad es algo fijo?. O, como afirman algunas filosofías orientales, ¿algo móvil y cambiante, solo con una falsa sensación de unidad?

un queer movilizador, como un verbo que desestabiliza los supuestos sobre el ser y el hacer sexuado y sexual. En teoría, lo queer está en perpetua discordancia con lo normal.

En la dicotomía heterosexual/homosexual también hay perlas para la reflexión: En Gran Bretaña (...) la Sección 28 del acta de Gobierno Local de 1988, prohibía "la promoción de la homosexualidad" por parte de las escuelas -¿alguien prohíbe la promoción de la heterosexualidad?- (...) percibo mi identidad sexual dentro de un conjunto de "opciones" establecidas por una red cultural de discursos.

A mí me interesó. Y salgo con agenda pendiente: leer a, entre otras cosas, un muerto por sida. Foucault.



1 comentario:

Profeta Bufón dijo...

Las ideas vertidas en este post están en general muy cerca de mi sentir, pero hay una que me ha gustado especialmente:

se trata de esa concepción del poder como "un engranaje que funciona simulando ser natural [...]". ¡Por fin alguien no se rinde a la demagogia maniquea y facilona de concebir las relaciones de poder como simple dominación entre el opresor-malo y el oprimido-bueno! Resulta reconfortante encontrarse con visiones tan agudas y limpias como ésta.

En fin, un placer. Saludos.