miércoles, 19 de marzo de 2008

Vuelvo (y anduve por Scasso)

Vuelvo.

Que he estado mucho tiempo ausente. Se me quedó en el tintero contar lo burdo de aquellos debates - puro circo- rajoy vrs zp. Se me quedó reseñar el 9 M. Pero ya lo hizo mucha gente por mí. Que cada segundo se producen toneladas de letras (si es que pesan y no flotan).
Vuelvo porque siempre hay algo que contar. Y porque si no hay nada por contar, podremos contar cómo contamos.

Una recomendación: Gólgota*, obra del argentino Leonardo Oyola y editado por A salto de página.
Frases como puñales. Viviendo entre los pibes se Scasso.

"Es increíble lo que les pasa a los que se ahorcan. Parec un chiste pero no lo es. El cuello se estira, parece de goma o de chicle. Como si los pies por más muertos que estén buscarán todavía llegar al piso. Puta que hizo mucho frío ese invierno."

No en vano, Oyola nos deja un final muy carveriano que os animo a que descubráis (entre sus libros preferidos está De que hablamos cuando hablamos de amor).
*Villa Scasso, oeste de la provincia de Buenos Aires. Un laberinto de callejuelas y paredes de ladrillo hueco con sus propias leyes —las de los Pibes de Scasso— del que los policías —patas negras— se mantienen al margen. Allí, el único día nevado del invierno más helado que se recuerda, una madre y su hija mueren.

Calavera y Lagarto. Dos oficiales de policía. Al primero, salido de la villa, aún le hormiguea en el cuerpo la brutalidad y barbarie del código de Scasso. El segundo se resiste a dejarse llevar por la marea de violencia que gobierna sus calles. Esta es la historia de una venganza en un enclave salvaje; de policías que juran devoción a estampitas de San Jorge, de delincuentes que veneran a San La Muerte y de una sorda guerra urbana en la que los que sobreviven, los que matan, terminan corrompidos, asfixiados por sus pecados.

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