miércoles, 12 de septiembre de 2007

Heroicidad democrática

Ayer fue 11 de Septiembre.

Veo en esa fecha un sinónimo de heroicidad.

Tengo la particular teoría de que las acciones más bellas surgen de las situaciones más horrendas. Hace 34 años y un día, asaltaron la democracia chilena.

Cuando todo un ejército está contra el poder civil, a éste no le queda otro destino que caer. Eso ocurrió en Chile. En un clima de sabotaje al proyecto socialista, por parte de la extrema izquierda, deseosa de cambio rápidos y radicales, y de la extrema derecha, enemiga acérrima del régimen, los militares impusieron su orden.

11 de Septiembre de 1973. Casa de la moneda. 10:15 minutos. Salvador Allende, presidente de Chile, anuncia por radio Magallanes que los sublevados van a triunfar. Más tarde, se suicida y los golpistas toman el edificio.

He leído, con motivo del aniversario del golpe, que lo que hizo Allende fue un gesto de racionalidad laica, republicana y democrática. Que no responde a una concepción de rendención a través del dolor, ni a locuras en pro de una grandeza futura o del juicio benevolente de un Dios. Lo ha escrito el embajador chileno en España, Osvaldo Puccio Huidobro.

Para mí es mucho más. Cuando me leyeron, en clase de Historia, la alocución de Radio Magallanes, me emocioné. Lo contuve, pudoroso; pues nadie habría entendido llorar por un viejo que sale en un libro de historia y que encima era chileno.

Es un texto bello, cargado de palabras ciertas y conmovedoras. Conmueve saber de tanta humanidad, de tan clara, sincera y comprometida posición en la vida. Hay valor y principios en su muerte y, en su último discurso, está la lucidez en su sentido más pleno.

Murió por su compromiso con la democracia. Pudo escapar, pues el mismo Pinochet estaba predispuesto a permitirlo durante el asalto final a la Casa de la moneda, y no lo hizo. Aguanto hasta el último momento, y en éste eligió marcharse al otro mundo, en vez de que lo marchasen.

Es heroicidad , no sólo racionalidad. Su actuación nos habla de un hombre que creía en el compromiso democrático, que no es otro que el compromiso con el resto de hombres, con la humanidad. Y en ese compromiso hay un tremendísimo y consciente amor a la vida, que, paradojicamente, le llevó a la muerte.

Quién ama la vida, nunca pierde la esperanza. Por eso, Allende nos dijo:

"Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, se volverán a abrir las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor"

Me sé de memoria estas líneas, cuánta verdad hay en ellas.

Hoy Chile camina en democracia y de la construcción de la senda no poco se le debe a Salvador Alende.


Para leer el dicurso de Allende pincha el link aquí

Para leer el artículo de Puccio Huidobro pincha aquí

1 comentario:

Profeta Bufón dijo...

Si bien es cierto que las palabras de Allende están cargadas de coraje y verdad, no menos lo están las tuyas. Es un privilegio poder escucharlas.